El
año 2016 ha sido muy extraño. Quizá
estaba cansada de la temporada anterior y mi cuerpo y mente me pedían un “año
sabático”.
Lo
dediqué a hacer pruebas en donde mi exigencia fuera poca. Seguí entrenando
porque eso es algo prácticamente imposible de parar pero sin grandes objetivos
del año.
Aproveché
el año para competir en Élite en el
Campeonato de España de Duatlón, fue una espinita que tenía del 2015 y está
vez me apetecía mucho enfrentarte de nuevo a una prueba que dentro del nivel
que tengo es un privilegio el poder estar allí.
También participé en la contrarreloj por equipos, disfrutando con con mi nuevo club, que siempre es un aliciente.
Después
del Duatlón hice alguna cosilla como la Media
Maratón de Alcalá, un clásico de los últimos años en mi calendario sin más
pretensión que ir sumando kilómetros y tener pequeñas excusas para no colgar
las zapatillas.
De
triatlones poco puedo hablar, corrí mi
Pálmaces del alma con el corazón más que con el cuerpo porque en ese
periodo entrené más bien poco y si ninguna planificación.
Ahí
cerré la temporada de triatlones y me centré en preparar el Maratón de Valencia.
Entre medias corrí el Desfiladero de la Hermida, carrera a la que la tengo un especial cariño y en la que me dejé el pellejo para una quinta posición.
O una carrera benéfica la cual corrí por Hamburguesa Nostra en donde tras 2 horas 47 minutos me hice con la victoria de la prueba.
Todas estas pruebas me hicieron que llegara confiada al Maratón en donde el objetivo era correr en 3 horas 15 minutos. La preparación
duró desde el mes de agosto hasta noviembre y aunque fui con ganas físicas y
mentales tuve que abandonar en el kilómetro 28. El ser mujer a veces te juega
malas pasadas y jamás pude pensar que el ciclo menstrual podía jugarte tan mala
pasada. Así que con la rabia de la retirada y el entrenamiento en las piernas
decidimos ir a Málaga para quitar la espinita, espinita que se ha
quedado porque suspendieron el maratón.
Ahora
en la lejanía me da hasta risa pero en esos momentos hubiera estrangulado a la
borrasca.
También ha habido buenos momentos en este final de año, como la Maratón por parejas que hicimos en Alcalá que nos colocó en un preciado 3º puesto.
2016
ha sido un año extraño, de descanso, desconexión y de ver competir a mi “medio
limón” desde la barrera. Sin ninguna pretensión y disfrutando eso sí de la
suerte de poder entrenar y de seguir afrontando nuevos objetivos.
El
blog lo he tenido más que abandonado, ha sido momento de parón y vuelta a
empezar, pero 2017 promete y espero poder llenar muchas entradas. A comernos el
2017 de principio a fin!!!!