Empezamos la temporada con un Duatlón de los que hay que estar preparados: 13,5 kilómetros de carrera a pie, 55 en el segmento ciclista y vuelta a la carrera con una distancia de 6,5 kilómetros .
El segmento de la carrera fue técnico y más bien de cross. Muy bonito pero muy exigente. El tramo ciclista era de toboganes con un viento fuerte que hizo duro hasta las cuesta abajo.
Hasta aquí la breve descripción de este primer Duatlón que hay que decir que estuvo muy bien organizado en todos los detalles.
Entonces ¿donde están los fallos?. Pues en donde suelen estar: En uno mismo.
La falta de hidratación, sumada a la falta de alimentación hizo asemejarse a este duatlón al infierno. La verdad es que nunca entendí (hasta ayer) que era eso de los “CALAMBRES”. Alguna vez había tenido amagos de ellos pero ayer supe lo que eso significaba.
En los primeros kilómetros de la bici los gemelos se contrajeron y dios mío, que dolor. No puedes pensar, solo gritas y estiras como puedas. La verdad es que pensé en retirarme, pero ya que habíamos ido hasta Orihuela quería al menos entrenar. Así que hay seguimos padeciendo de fuertes dolores que al bajarse de la bici hicieron perder todo posible ritmo de carrera y por tanto cualquier opción al podium.
De todo se aprende y desde luego está lección me la llevo aprendida, hay que hidratarse (aun siendo invierno), alimentarse bien para una prueba de esta duración e ir preparado para el frío en la bici. Además de adaptar al cuerpo a este tipo de trabajo. La experiencia siempre es un grado así que contenta con mi medalla de “chocolate” ( y primera de mi grupo de edad)porque en varios momentos pensé que no veía ni la meta.
La verdad es que cada prueba es una experiencia en toda regla y hace que siga cada día más enganchada a este deporte, ahora a por la siguiente.
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