Acabo de terminar de leer el
libro escrito por la triatleta Ana
Casares y la verdad es que me ha hecho reflexionar, de ahí esta entrada.
En primer lugar darte la enhorabuena por recoger tantas
proezas en tan pocas hojas. Debe ser difícil resumir los momentos más
importantes hasta la fecha vividos e intentar transmitir lo que en cada uno
de ellos se ha sentido, desde aquí: Felicidades
por ese logro.
Cuando David me regalo el libro
me quede un poco bloqueada porque desde luego en nuestros planes no está el
ampliar la familia así que cuando vi que me regalaba “Mamá triatleta” no sabía
si darle las gracias o tirárselo a la cabeza.
El libro merece la pena y es para
tenerlo guardado con mucho cariño. Son
muchos los momentos en los que me he visto reflejada (claro está cada una a su
nivel) en los relatos detallados en el libro. No sólo por haber compartido
muchas de las pruebas que en él se detallan sino sobre todo por el día a día y
por los sentimientos que muchas veces una tiene.
Este deporte requiere una gran dedicación y confianza en una misma.
Cuantos días son los que te planteas, pero bueno si no puedo con mi alma, ¿qué
hago aquí? Unido esto a la fisiología femenina que a veces te hace duro hasta
el más fácil de los entrenos.A mí personalmente me ha emocionado los momentos de tesón previos a pruebas tan importantes como son un maratón o un Ironman. Yo jamás olvidaré mi primer maratón, con tan solo 7 kilómetros por semana me dispuse a correr el Maratón de Paris, dios mío sino llega a ser por David todavía estoy “corriendo”. O mi primer IM, las locuras que haces para sacar los entrenos y conseguir estar ahí.
He disfrutado mucho leyendo este libro, volviendo a mi Palmaces del alma, al triatlón de Guadalajara e incluso a Lanzarote, que bueno: ambas quedamos segundas en nuestros respectivos grupos de edad en el 2011. Pero sobre todo me ha encantado que haya mujeres practicando este deporte que son capaces de compaginar familia y profesión/hobby y no renunciar a sus sueños.
Una cosa con la que me quedo y que me ha hecho seguir entrenando más ilusionada y todavía más aun con los pies en la tierra, es ver que para muchas de nosotras conseguir las metas que hemos logrado son casi un milagro. Cuando una compara los resultados y los kilómetros acumulados con los que chicas del nivel de Ana se llegan a meter, empiezas a creer en los milagros y te sientes más orgullosa de tus logros.
Gracias a este libro he vuelto a recordar con más intensidad: Que feliz me siento de ser mujer y Triatleta y de tener una persona a mi lado que siempre me apoya en estas y en muchas más locuras.
Ahora a verte en alguna competi y que me lo firmes!!.
No me extraña que te asustaras con el regalo. No es para menos.
ResponderEliminarTambién hay que reconocer el enorme mérito que tiene escribir un libro y ser madre y triatleta al mismo tiempo.